Una guía práctica para surfear las olas del mercado

Una guía práctica para surfear las olas del mercado

A pesar que los principales índices accionarios han ganado alrededor de un 42% en los últimos tres meses, las perspectivas de la economía son todavía muy inciertas. Más aun, el comportamiento eufórico de una gran parte de los agentes del mercado pareciera estar rayando la irracionalidad. Por lo tanto, en mi opinión, decidir cómo hacer uso de su capital en estos momentos es más difícil que de costumbre, o por lo menos, es mucho más complicado que lo que ha sido en los últimos años. En esta nota, intentaré dar algunos consejos prácticos que le permitirán prepararse no solamente para el segundo semestre de 2020, ya que 6 meses es un periodo muy corto para poner a prueba una estrategia de inversión, sino también, para lo que pudiese ser el escenario económico –posiblemente muy negativo- una vez superado el COVID-19. Vamos con algunas ideas:

· Hay que centrarse en los negocios

Entre muchas cosas, si algo he intentado dejar plasmado en mis notas semana tras semana es que intentar predecir o adivinar cómo evolucionará la economía es una tarea prácticamente imposible. El inversor tiene que intentar centrarse en lo que realmente puede controlar: su estrategia de inversión y sus emociones. Con respecto al primer punto, una estrategia de inversión siempre efectiva es la de centrarse en analizar las acciones como parte de un negocio, en lugar de sumergirse únicamente en intentar conocer todas las variables económicas en la que estas empresas operan. Este enfoque proporcionará una guía más centrada en aspirar a conseguir empresas que estén en una posición financiera más sólida que les permita ajustar sus operaciones -en un mundo cada vez más incierto- donde el cambio es probable que sea una constante.

En esencia, se puede afirmar que la inversión se centra en la compra de una pequeña parte de un negocio que tiene el potencial de ganar valor a largo plazo. Por lo tanto, pasar la mayor parte de su tiempo analizando los negocios y sus perspectivas a futuro podría ser un uso eficiente de su tiempo. Este sencillo enfoque podría ser particularmente beneficioso en este momento. La débil perspectiva de la economía global puede significar que algunas compañías en industrias con futuros inciertos pueden luchar muy duro sólo por sobrevivir.

Los inversores que se aseguren que sus participaciones tengan fundamentos sólidos, como un foso económico amplio y un bajo apalancamiento, podrían partir con ventaja al posicionar sus carteras de manera más eficaz para obtener ganancias a largo plazo.

Como ha dicho el gran gestor Monish Pabrai: «Es el desempeño de los negocios lo que importa. Ya es bastante difícil imaginar el futuro de la empresa. No intente averiguar el futuro del país o del mundo; concéntrese en el negocio«.

· Manténganse dentro de su círculo de competencia

Se puede decir que es relativamente fácil para un inversor tener un conocimiento básico sobre varios sectores de la economía. Sin embargo, esto puede tener un valor limitado durante un período económico incierto dado que puede ser insuficiente para identificar las oportunidades de inversión más atractivas de manera regular. Una mejor idea podría ser centrar su tiempo y esfuerzo en un número reducido de sectores. De este modo, obtendrá un conocimiento más profundo que muchos de sus pares, lo que podría darle una ventaja competitiva y la capacidad de identificar de manera más fácil oportunidades de inversión atractivas desde la relación riesgo/retorno.

Esta idea fue prácticamente patentada por el legendario gestor de fondos de Fidelity Peter Lynch en la década de 1980, con su famosa frase: “El inversor no profesional puede ganarle al profesional usando simplemente la información a su alcance”. Cabría destacar, que Lynch no hablaba de información puntual o efímera, sino que hacia un llamado a que ciertos inversores particulares podían tener una gran ventaja sobre los inversores profesionales o institucionales en aquellas industrias donde tuviesen experiencia para ver los cambios positivos o negativos antes que llegaran a Wall Street. Asimismo, este conocimiento también puede ayudarle a evitar empresas que inicialmente parecen ser atractivas pero que tienen problemas subyacentes que es más probable que conozca un inversor con un conocimiento profundo del sector en el que operan.

Sobre esto, Pabrai también expresó en una ocasión: «La única manera de comprar acciones es si se entiende el negocio subyacente. Uno se debe mantener dentro de su círculo de competencia. Es imperativo comprar los negocios que entiendes».

· Gestionar el riesgo

Evitar riesgos como el impacto de una posible recesión en los precios de las acciones no es un proceso sencillo. Incluso la venta de acciones y la tenencia de activos de menor riesgo, como el dinero en efectivo, conlleva el riesgo de que sus rendimientos sean inferiores a la inflación en el largo plazo. Por lo tanto, una estrategia más útil podría consistir en gestionar los riesgos a los que se enfrenta el mercado, en lugar de intentar evitarlos. Benjamin Graham destacó en su momento que la gestión del riesgo es uno de los principios clave de la inversión: «Invertir con éxito consiste en gestionar el riesgo, no en evitarlo.”

Por ejemplo, en estos momentos, es importante considerar que la diversificación de su cartera podría reducir su dependencia de un número limitado de acciones, o lo que ya hemos mencionado, es imperativo intentar evitar invertir en empresas que estén excesivamente apalancadas. Asimismo, considero que la década que estamos por vivir será muy parecida a la década de los ´70 (Opinión que espero profundizar en una futura nota). Valoraciones altas (no olvidar las Nifty Fifty), tensiones geopolíticas, inflación inusual, etc. En síntesis, considero importante prepararse para unos años inciertos desde una estrategia de gestión de riesgo que resulte óptima.

Por último, desde mi punto de vista, la mejor manera de evitar riesgos exorbitantes es intentar posicionarse en compañías que quisiéramos tener para toda nuestra vida. Warren Buffett ha sido reiterativo en el hecho de comprar acciones durante nuestra carrera como inversores como si solo tuviésemos una tarjeta con 20 oportunidades de compra. Es decir, no debemos caer en la manía de comprar acciones como si fuesen tickets de lotería, si tenemos una visión más empresarial hacia el proceso de inversión, e incluso consideráramos que luego de nuestra compra el mercado va a estar cerrado por 10 años -y no tendremos manera de saber la cotización de nuestros activos- seguro seremos más cuidadosos y selectivos a la hora de hacer uso de nuestro dinero.

· Controlar tus emociones y evitar el terrible error de seguir a la manada

Las inciertas perspectivas económicas hacen que muchos inversores se sientan cautelosos ante la perspectiva de comprar acciones. Incluso, si han conseguido encontrar empresas con fundamentos sólidos que coticen a precios justos, su temor a perder dinero podría impedirles que entren al mercado.

Es indudable que la mayoría de los inversionistas permiten que sus emociones nublen sus opiniones sobre el mercado de valores. Por ejemplo, en marzo, el miedo dominó las opiniones de la comunidad inversora cuando el mercado de valores cayó a su nivel más bajo en tres años. Ahora que los precios de las acciones han repuntado, el optimismo de los inversores podría conseguirse fuera de lugar si se avecina un período económico incierto (o una serie de malas noticias como un repunte en los casos o una vacuna que tarde mucho en llegar).

De la misma forma, como ya hemos destacado, es prácticamente imposible predecir con exactitud la dirección a corto y mediano plazo de los precios de las acciones, y es probable que nuestro instinto visceral demuestre ser menos fiable que los fundamentos de la empresa a la hora de determinar si una oportunidad es favorable desde el punto de vista del riesgo asumido. En este punto, es importante conocerse a sí mismo y saber si es capaz de aguantar los vaivenes del mercado. Como solía decir Peter Lynch: “El órgano más importante del inversor es su estómago, no su cerebro”.

Igualmente, en un momento de incertidumbre económica, es tentador buscar la ayuda de sus pares para evaluar el riesgo y la oportunidad de recompensa de una determinada acción o estrategia de inversión. Este puede ser un medio adecuado para obtener información que no conocía sobre una empresa, pero puede no ser una estrategia prudente a la hora de decidir qué hacer con sus ahorros.

Acá podemos tomar en consideración nuevamente a Benjamin Graham, quien era partidario de ser autodisciplinado y de tomar una decisión propia sobre las perspectivas de futuro de una empresa: «Desarrollando tu disciplina y coraje, puedes negarte a dejar que los cambios de humor de otras personas gobiernen tu destino financiero. Al final, la forma en que se comportan sus inversiones es mucho menos importante que la forma en que usted se comporta«.

Ahora, ¿Sigue siendo útil el consejo de Benjamin Graham sobre la inversión en valor?

Algunos inversores pueden sentir que los mercados han avanzado considerablemente desde los tiempos de Graham. Como resultado, pueden argumentar que se requiere de un estilo de inversión más actualizado para capitalizar los movimientos más rápidos e incesantes que ocurren hoy en día en las Bolsas. Sin embargo, en mi opinión, el enfoque de Graham de ser disciplinado, utilizar las debilidades de otros inversores en su beneficio y obtener un margen de seguridad es tan relevante hoy como siempre. Vamos con estos tres puntos:

· Disciplina

El mercado de valores ha experimentado un alto grado de volatilidad en los últimos meses. Por ejemplo, el S&P 500 bajó un 34% para alcanzar un mínimo de tres años en marzo, antes de experimentar un rally del mercado que produjo un aumento de más del 40%.

Durante los períodos de alta volatilidad, algunos inversores pueden llegar a temer por el rendimiento de sus carteras. Esto puede llevarlos a evitar la compra de acciones en un esfuerzo por evitar pérdidas cuando una estrategia más eficaz es centrarse en los fundamentos de la empresa ya que durante los períodos de volatilidad, las empresas de calidad pueden operar con valoraciones atractivas.

Esto puede significar que hay oportunidades de compra para los inversores que pueden mantener una mentalidad disciplinada al hacer uso de su capital a largo plazo. Como señaló Graham una vez: «Invertir no consiste en ganar a los demás en su juego. Se trata de controlarte a ti mismo en tu propio juego”.

· Margen de seguridad

El comportamiento del mercado en los últimos meses demuestra que es imposible predecir sus movimientos a corto plazo, salvo por casualidad. Por lo tanto, aunque la tecnología ha mejorado dramáticamente el seguimiento del mercado en las últimas décadas, el gran número de variables que afectan a los precios de las acciones significa que un margen de seguridad es tan importante como siempre.

Un margen de seguridad proporciona una zona de amortiguación para los inversores en caso de que la empresa en cuestión experimente condiciones difíciles. Benjamin Graham siempre exigió un margen de seguridad al comprar acciones a lo largo de su carrera, y no intentó predecir los movimientos de los precios a corto plazo, expresando: «La función del margen de seguridad es, en esencia, la de hacer innecesaria una estimación precisa del futuro«.

· La naturaleza humana

La filosofía de inversión de Graham también es muy relevante hoy en día porque la naturaleza humana es una constante. Los inversores siempre han reaccionado de forma exagerada a los movimientos positivos y negativos de los precios de las acciones y es probable que continúen esta tendencia a largo plazo. Los inversores enfocados en el valor pueden aprovechar las reacciones exageradas de sus pares comprando cuando el sentimiento es más débil y vendiendo cuando es más fuerte.

Por ejemplo, algunos sectores son impopulares entre los inversores en este momento. Comprar empresas de calidad que operen en esos sectores mientras ofrecen márgenes de seguridad podría dar lugar a altos rendimientos a largo plazo.

Como indicó Graham en una ocasión: «Aunque las condiciones comerciales pueden cambiar, las corporaciones y los valores pueden cambiar, y las instituciones financieras y las regulaciones pueden cambiar, la naturaleza humana sigue siendo la misma«.

La importancia de unos principios básicos y sensatos de inversión

El primer libro de inversión que tuve oportunidad de leer fue “One up on Wall Street” de Peter Lynch, y si hay algo que siempre destaco de las enseñanzas de este libro, es que una estrategia de inversión disciplinada y enfocada en el valor de las empresas puede ofrecer mayores rendimientos que un plan que tenga como objetivo “hacerle timing” al mercado de valores.

Parar dar un ejemplo, tomemos en cuenta que el S&P 500 ha experimentado 26 mercados bajistas desde 1928. A pesar de esto, ha ofrecido rendimientos anuales compuestos de alrededor del 10% en el mismo período de tiempo. Un inversor que intenta hacerle timing al mercado puede haber sido capaz (aunque no se dé ninguno) de generar una tasa de rendimiento más alta en este periodo de tiempo. Sin embargo, si algo debemos tener claro tras el primer semestre de 2020 (sobre todo aquellos que recién arrancan en este mundo) es que el desplome del mercado y su posterior rebote sugieren que es imposible predecir con exactitud los movimientos del mercado de valores debido a la infinidad de variables que pueden afectarlo.

Sobre esto, Lynch destacó y recomendó anteriormente su falta de interés en tratar de cronometrar el mercado. En cambio, los consejos unísonos de sus lecciones se basaban en comprar y mantener acciones a largo plazo: «La lección aquí es, no pases mucho tiempo analizando los gráficos de rendimiento del pasado. Eso no quiere decir que no debas elegir un fondo o una acción con un buen historial a largo plazo. Pero es mejor quedarse con un rendimiento constante y consistente que entrar y salir constantemente, tratando de atrapar las olas”.

Es imposible saber qué futuro le espera a la economía mundial y a los precios de las acciones. Hay miles de escenarios diferentes que podrían desarrollarse en los próximos 10 años, y estos podrían tener cientos de miles de efectos diferentes en las acciones individuales. La única manera de tratar de entender, y soy enfático en el tratar, cómo un evento en particular podría impactar la economía o las empresas individuales es buscar ejemplos del pasado. No hay ningún atajo para este proceso. Requiere una mente curiosa y mucho tiempo y esfuerzo y solamente puede dar una idea de los eventos futuros. Como bien dijo Mark Twain: “la historia no se repite, pero rima”.

Reflexiones finales: La construcción de una cartera “basada” en la incertidumbre

La construcción de una cartera basada en la incertidumbre es una buena forma de prepararse para cualquier eventualidad. Además, es importante construir una cartera con la que estemos cómodos ante cualquier situación que experimente el mercado. Como bien dijo Lynch: “En los mercados siempre hay algo de lo que preocuparse”. El año pasado era la Guerra Comercial, este año es el Coronavirus y en los próximos meses seguramente será otra cosa.

Pero, ¿Qué significa construir una cartera basada en la incertidumbre? En este punto, me apoyare en Buffett y Munger quienes han dado algunas ideas al respecto en el pasado. Por ejemplo, ambos han expresado que sólo serán dueños de compañías que es probable que existan dentro de 20 o 30 años. Son empresas que tienen una ventaja competitiva duradera y una reputación confiable. Con estas cualidades, deberían ser capaces de funcionar bien en todos los entornos económicos. En otras palabras, están preparadas para la incertidumbre.

Otro factor a considerar en la construcción de una cartera para tiempos inciertos es evitar las empresas con mucha deuda. Y si, ya lo he repetido infinidad de veces, pero es que en los tiempos de relajación esto no suele considerarse, pero terminantemente llegara el día de plantearle la cara a la deuda. Indudablemente, pedir mucho dinero prestado puede ayudar a las empresas a crecer rápidamente en los tiempos de auge, pero la naturaleza impredecible del mundo significa que es imposible anticiparse al mercado correctamente y eliminar toda la deuda antes de que llegue la siguiente recesión (una realmente duradera). La mejor manera de evitar este tipo de incertidumbre es prepararse con antelación evitando las empresas con un apalancamiento excesivo.

Por último, una vez más, nadie sabe realmente cómo será el futuro. Podríamos enfrentarnos a la perspectiva de una depresión económica mundial, o no. Pero prepararse para ambos escenarios es la mejor manera de asegurarse de no ser atrapado. Y de nuevo, termino con la frase que más repito en mis notas: Encontrar empresas de alta calidad con una clara ventaja competitiva y poco endeudamiento puede ser, con mucho, la forma más sencilla de surfear las olas del mercado.

Deja una respuesta