El coronavirus ha causado grandes trastornos en la economía. El pasado lunes el Dow Jones bajó otros 3.000 puntos y todos los índices principales bajaron al menos un 12% en el día. El Dow está ahora un 30% por debajo de su máximo histórico, mientras que los índices S&P 500 y Nasdaq han bajado un 28% desde sus puntos máximos.
La velocidad de las disminuciones en los principales índices accionarios en el mundo ha sido increíble de observar. Los inversionistas tuvieron más de 10 años de un mercado alcista, y ese sentimiento optimista se deshizo en menos de un mes. El coronavirus -que parecía tan lejano en China hace un mes- finalmente ha llegado a prácticamente todos los rincones del mundo. Durante este tiempo, muchos gobiernos actuaron como si el virus estuviera contenido o no fuera gran cosa. Pero ahora vemos que sí lo es. El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) ha dicho repetidamente que la velocidad de contagio del virus es alarmante, y ese realmente ha sido el catalizador para la paralización de las economías.
Tras la exacerbación del virus, hemos observado como los gobiernos han instado a los ciudadanos a evitar las grandes reuniones y a dejar de cenar en restaurantes o bares. Antes de esto, muchas localidades han cerrado las escuelas en un intento de frenar la transmisión del virus. Las ligas deportivas profesionales como la NBA han suspendido sus temporadas, mientras que la Liga Mayor de Béisbol (MLB) ha suspendido los entrenamientos de primavera y ha pospuesto el inicio de la temporada.
El propio Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que anteriormente había descartado el coronavirus como un engaño impulsado por los medios de comunicación o no como algo que golpearía duramente a los Estados Unidos, ahora cree que el brote puede no estar bajo control hasta mediados del verano. Los expertos creen que la mejor manera de prevenir la propagación del coronavirus es que todo el que pueda practique el distanciamiento social.
-Repercusiones de la paralización global de la economía-
No se equivoquen, esto va a tener un gran impacto no sólo en la economía de los Estados Unidos, sino también en las economías de todo el mundo. Se estima que el gasto de los consumidores representa aproximadamente dos tercios de la economía global, y ahora que se le dice al consumidor que se quede en casa, es probable que la economía se detenga.
Desde el punto de vista del mercado, todo esto significa que es casi imposible para las empresas o analistas predecir cómo serán las ganancias en el futuro. Múltiples compañías ya han reducido sus estimaciones de ganancias para 2020. Los inversores no podrán asignar una valoración al mercado o a las acciones individuales sin tener alguna idea de cómo se ve la parte de «ganancias» de la relación precio/beneficios. Claro que se podrían utilizar las cifras de ganancias por acción del año pasado, pero dado el contexto actual, ¿alguien cree que los resultados de este año se parecerán a los de 2019?
Lo que agrava la situación es que los mercados ya tenían precios de perfección. El S&P 500 tenía una relación precio/beneficios (PER) de 25 el mes pasado. Muy por arriba de su media histórica. La introducción de tanta incertidumbre en torno a las ganancias ha llevado a los inversores a salir del mercado para preservar las ganancias que les quedan.
-Lo que los inversores deben y no deben hacer-
Aunque las cosas parecen sombrías al menos a corto plazo, los inversores a largo plazo, o aquellos con muchos años hasta la jubilación, deberían resistirse a la necesidad de vender sus participaciones simplemente por el declive. Puede ser fácil levantar las manos y decir «basta». Es muy probable que algunos inversores se preocupen por perseverar en el capital que aún han invertido.
Pero, considero que hay que entender que entorno actual no es como cuando estalló la burbuja de las “puntocom”, donde las empresas con pocos o ningún beneficio alcanzaban valoraciones inmerecidas, o la Gran Recesión, donde existía un riesgo sistémico para el sistema financiero mundial. Este es un problema mundial que sólo se resolverá mediante una acción gubernamental decisiva y, con suerte, una vacuna en el futuro.
Asimismo, es totalmente entendible que el miedo actual en los mercados es perceptible, pero salir a vender ahora en manada significa encerrar esas pérdidas para siempre. Aquellos a quienes les quedan varios años para jubilarse probablemente se beneficiarán más si permanecen invertidos. Incluso, aquellos que están jubilados deberían hacer una pausa antes de apretar el botón de venta. Si el inversor tiene la suerte de vivir de los dividendos, entonces definitivamente debería considerar mantenerlos. Esto es doblemente cierto si las acciones que tienen han logrado pagar y aumentar los dividendos a través de múltiples recesiones.
De igual forma, y de una manera quizás un poco valiente o “contrarían”, los inversores deberían aprovechar la caída de los sectores que son bastante estables y a prueba de recesión. Las compañías de servicios públicos ofrecen generalmente en estas situaciones resultados de ganancias confiables y la mayoría ofrece un alto rendimiento.
-Reflexiones finales-
Si hay algo sumamente claro en la gerencia de las inversiones, es que siempre se paga un precio muy alto por un consenso alegre. En estos momentos, no será la economía la que dejará fuera de juego a los inversionistas, sino sus propias emociones. La incertidumbre, es el amigo fiel del que compra acciones a largo plazo. Aun así, es totalmente entendible que los mercados siguen siendo un reto con movimientos masivos a la baja casi todos los días. De hecho, la volatilidad no tiene precedentes, siendo incluso superior a la volatilidad presenciada durante la crisis de 2008. A esto hay que sumarle, que con base a las percepciones, los inversionistas están muy nerviosos por el impacto negativo que el coronavirus tendrá en la economía global. Como resultado, se ha visto de manera palpable como la mayoría de las empresas han bajado significativamente desde sus máximos de 52 semanas.
Sin embargo, mi opinión es que no es el momento de vender a menos que se necesite el dinero a corto plazo. Los inversores en la jubilación que viven de los dividendos pueden disfrutar de los mayores rendimientos que las acciones están produciendo. Aquellos que aún están a años de su propio retiro pueden usar esta caída para adquirir compañías que han alcanzado niveles no vistos en años.
Por último, y aunque en estos momentos difíciles siempre es más complicado interiorizar las lecciones del pasado, sería importante tomar como base la reflexión del inversor más importante de la historia, Warren Buffett:
“Mientras más absurdo sea el comportamiento del mercado, mejor será la oportunidad para el inversor metódico”