Invertir utilizando los fundamentales en lugar de las emociones

Invertir utilizando los fundamentales en lugar de las emociones

Es difícil ignorar las emociones a la hora de invertir. Es aún más complicado lograr este objetivo en el mercado alcista que se está desarrollando actualmente, en el que el sentimiento de muchos inversores es excesivamente optimista y la aversión generalizada en relación al riesgo se encuentra en niveles históricamente bajos. Sin embargo, es importante que resaltemos que esta situación puede traer problemas en el corto y mediano plazo.

Y es que dejar que las emociones y los sentimientos gobiernen nuestras decisiones de inversión puede ser una situación peligrosa, ya que puede significar que un inversor no reconoce las amenazas potenciales para las empresas que compra o mantiene en su cartera. En cambio, tener una actitud más holística entendiendo las distintas aristas que componen los mercados y, sobre todo, centrarse en los fundamentales de las empresas y en la importancia del valor intrínseco de las mismas a la hora de invertir, podría conducir a una asignación de capital más eficiente a largo plazo.

Emociones positivas en un mercado alcista

La exaltación en el sentimiento de los inversores en el último año ha sido extrema. Prueba de ello es el incremento de más del 70% del S&P 500 desde que la crisis del Coronavirus afectó fuertemente a los mercados en marzo de 2020, con muchas acciones que ahora cotizan con valoraciones elevadas en relación con sus medias históricas.

En la mayoría de los casos, esas valoraciones elevadas se justifican por unas previsiones de beneficios futuros extremadamente optimistas. Esto deja poco o ningún margen de seguridad en caso de que se produzcan acontecimientos inesperados que hagan estremecer el comportamiento de la economía y los mercados, lo que eventualmente siempre ocurre.

Indudablementees fácil que las opiniones positivas de otros inversores impregnen nuestro punto de vista en el actual mercado alcista. Sin embargo, como demostró el desplome del mercado del año pasado, las perspectivas pueden cambiar muy rápidamente. El optimismo de los inversores puede convertirse rápidamente en miedo y esto tiene el potencial de provocar una corrección del mercado, o incluso un mercado bajista.

Por lo tanto, es imperativo invertir basándose en los fundamentales de las empresas y no en las emociones o en el ruido que se genera constantemente en la bolsa. Al hacerlo, es posible identificar las acciones sobrevaloradas que podrían verse afectadas en mayor medida en el próximo mercado bajista, así como contar con un amplio margen de seguridad cuando el resto del mercado este desesperado por vender. En este caso, el uso de una estimación objetiva del valor intrínseco de las empresas -tomando en consideración cuanto se está pagando por lo que se está recibiendo- parece la ruta adecuada a seguir en este y en todos los momentos.

La importancia de un enfoque disciplinado

No hay dudas de lo difícil que resulta ignorar las emociones extremas en cualquier condición de mercado. Sin embargo, una forma práctica de conseguir este objetivo es establecer un proceso disciplinado de inversión. Este proceso puede incluir una serie de condiciones, como los niveles de deuda de la empresa, la cantidad de caja que genera por sus operaciones, sus ventajas competitivas y, por último, las estimaciones de valoración. Un proceso bien estructurado que se siga disciplinadamente, en donde estas premisas deban analizarse a profundidad antes de invertir, obliga al inversor a tener en cuenta diferentes aristas a la hora de tomar cualquier decisión sobre su cartera.

Asimismo, la paciencia debe formar parte de este enfoque disciplinado. Esperar a que aparezcan oportunidades de compra atractivas es muy difícil en un mercado alcista. De hecho, adoptar esta estrategia durante el pasado año podría haber supuesto perder la ganancia espectacular que ha tenido el mercado en los últimos meses. Además, las bajas tasas de interés hacen que las oportunidades de mantener sus inversiones en otros instrumentos como la renta fija y los depósitos en efectivo en lugar de acciones sean relativamente bajas. Sin embargo, tener la disciplina de evitar las acciones sobrevaloradas hoy, y centrarse en títulos que coticen a un precio atractivo, podría resultar rentable a mediano y largo plazo.

Los riesgos de comprar acciones en un mercado alcista

El miedo a perderse las ganancias en medio de un mercado alcista podría impulsar incluso al inversor en valor más arraigado a comprar acciones sobrevaloradas. De hecho, el inversor puede pensar que no tiene más opciones ya que las oportunidades de rentabilidad de otros activos son relativamente bajas cuando se considera el contexto de una política monetaria acomodaticia y un sentimiento optimista generalizado que puede contribuir a la continuación de las recientes tendencias alcistas.

Sin embargo, la estrategia de centrarse en acciones sobrevaloradas podría ser peligrosa. El ciclo bursátil tras una racha alcista pueda limitar los rendimientos futuros. Los estrechos márgenes de seguridad provocados por unas previsiones optimistas pueden no tener en cuenta adecuadamente los riesgos a los que se enfrentan. Y esto puede hacer que experimenten pérdidas significativas cuando el péndulo de los mercados financieros cambie de dirección.

Podría decirse que esperar a que se presenten mejores oportunidades podría ser un enfoque más lógico. Un inversor no sólo podría evitar pérdidas en las acciones sobrevaloradas de hoy en la próxima corrección del mercado, sino que podría utilizar el ciclo del mercado en su beneficio, ya que, por ejemplo, podría comprar las mismas empresas sobre las que actualmente son optimistas a un precio más bajo en el futuro.

Pensamientos finales

Entender los ciclos económicos y la valoración del mercado no ayudará a nadie a predecir la dirección del mercado a corto plazo o incluso a medio plazo como un año o dos. Pero evita que los inversores se miren en el espejo retrovisor. Tendrán una visión más clara del futuro y podrán permanecer racionales cuando el mercado se ponga eufórico o se hunda en el miedo de nuevo.

La historia ha demostrado que la mejor forma de sacar réditos de los mercados financieros es estar siempre invertidos. Principalmente, porque es imposible saber exactamente cuándo cambiará la dirección del péndulo y las ganancias que se pueden desaprovechar al no estar invertido en un mercado alcista pueden ser significativas. Sin embargo, esto no significa que hay que estar invertidos completamente en los títulos de moda que presentan valoraciones exorbitantes. En cualquier condición de mercado siempre habrá buenas oportunidades de inversión, pero lo importante es tener los pies en la tierra con respecto a nuestras expectativas y no caer víctimas de la euforia del mercado.

Asimismo, una estrategia coherente enfocada en el valor de los activos y la disciplina que se emplee para cumplirla a cabalidad sigue siendo la piedra angular de cualquier inversor de éxito. Todas nuestras actividades deben originarse de la certeza de que lo que más importa para comprobar el éxito o el fracaso de una inversión debe derivarse de la relación entre el precio que se paga y lo que vale el activo. Esta relación en el mercado entre el precio y el valor depende en gran medida de cómo se ven las cosas en ese momento y de los factores de actitud que determinan el comportamiento del inversor.

En pocas palabras, cuando se está preparado y se es disciplinado, existen mayores probabilidades de asignar capital de forma más eficiente. Y eso, sin duda, podría permitir a cualquier persona obtener oportunidades de inversión más atractivas a largo plazo.

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