La leyenda del mundo de la inversión, Howard Marks, ha afirmado que invertir consiste exactamente en una cosa: estimar el futuro; Y como ninguno de nosotros puede tener la certeza de lo que ocurrirá en el futuro, el riesgo es algo de lo que no podemos escapar. Por lo tanto, el riesgo y el control de las emociones que dé él se generan son un elemento esencial, y es posible que sean, el más esencial a la hora de invertir.
Al leer las palabras de Marks, sería importante que nuestros clientes y lectores entiendan que en los mercados financieros siempre se vive con incertidumbre. Se ha destacado en reiteradas ocasiones que el trabajo de un gestor de fondos o de un inversor en particular es asumir riesgos inteligentemente a cambio de un beneficio. Hacerlo bien es lo que diferencia al buen inversionista del resto.
Piense por un momento en los inversores a los que se les reconoce que han realizado un trabajo excepcional, personas como Warren Buffett, Peter Lynch, Bill Miller y Julian Robertson. En general, su “track record” es excepcional por la consistencia de sus resultados durante décadas en la que por supuesto han atravesado periodos de crisis y de mucha volatilidad. Cada uno de estos grandes inversionistas han podido tener un año malo o tal vez dos, pero por lo general, han sabido gestionar adecuadamente tanto los riesgos como sus retornos sin dejar que las emociones les pasen factura y, sobre todo, han sabido aprovechar los momentos de irracionalidad en los mercados para tomar posiciones en empresas infravaloradas que terminaron siendo pilares dentro de sus portafolios y estrategias de inversión.
Actualmente, la caída del mercado ocasionada por la crisis que ha traído consigo la pandemia del Coronavirus pareciera ofrecer a los inversores la oportunidad de comprar acciones de empresas sólidas y que cuentan con una ventaja competitiva sostenible a precios atractivos. Viéndolo de esta manera, estas acciones tienen el potencial de vencer al mercado generando altos rendimientos a largo plazo. Sin embargo, en medio de un entorno de tanta incertidumbre, las emociones pueden interponerse fácilmente en el camino del inversor. La caída abrupta de los precios de las acciones, la posterior subida y la aun altísima volatilidad puede llevar a muchos inversores a seguir a sus pares en la venta de sus acciones sin adherirse a ningún plan estratégico de inversión, cuando lo recomendable seria sentarse a evaluar la compra de empresas que actualmente pueden presentar un margen de seguridad atractivo al tratarse de negocios de altísima calidad.
Los vaivenes emocionales: el gran enemigo del inversionista
Es una realidad innegable que cuando los precios de las acciones están cayendo aceleradamente y nuestro portafolio pierde continuamente su valor, resulta prácticamente imposible mantener la calma. El flujo de noticias negativas, los datos económicos a la baja y el pesimismo entre otros inversores pueden hacer este proceso aún más difícil. Es incluso aún más difícil comprar acciones durante los mercados bajistas. Muchos inversores suelen preocuparse por el impacto a largo plazo de su situación financiera a raíz de una caída del mercado. Esta actitud, lamentablemente, puede hacer que pospongan las inversiones en empresas solidas mientras ofrecen amplios márgenes de seguridad.
«La mayoría de la gente está demasiado preocupada, se preocupa demasiado. El éxito significa ser muy paciente, pero agresivo cuando llega el momento”. Charlie Munger-
Aunque la compra de acciones durante una caída del mercado puede causar cierta incomodidad emocional a corto plazo, puede dar lugar a altos rendimientos. Adoptar un enfoque a largo plazo siendo pacientes, como sugiere Munger, y añadir activamente negocios de calidad a su cartera mientras ofrecen una buena relación calidad-precio puede mejorar los retornos de su portafolio en un horizonte conservador.
En medio de esta coyuntura, y luego de más de 6 semanas frenéticas, es importante que los inversionistas entiendan que los mercados financieros siguen un patrón de movimientos pendulares. Este péndulo suele moverse entre la euforia y la depresión, o lo que sería lo mismo, entre celebrar los desarrollos positivos u obsesionarse con los negativos. Esto se resume en dos puntos claves: sobrevalorar o infravalorar. Esta oscilación es una de las características más incuestionables de los mercados financieros, y lo más llamativo es que la psicología del inversor le hace estar mucho más tiempo en los extremos que en un “feliz término medio”.
Sin duda, la aversión al riesgo es uno de los ingredientes esenciales de los mercados que son denominados como “racionales”, y la posición en la que se encuentre el péndulo respecto a este aspecto es particularmente importante. Una inadecuada aversión al riesgo es lo que contribuye principalmente a que se den excesos en el mercado formándose burbujas y su posterior estallido. Es una simplificación, quizá excesiva, pero no demasiado grave, decir que la característica inevitable de las burbujas es una escasez de aversión al riesgo. En las crisis, por otra parte, los inversores tienen demasiado pánico. Una excesiva aversión al riesgo les hace evitar invertir incluso cuando los precios recogen expectativas pesimistas y las valoraciones son absurdamente bajas. Tal como parece ser el caso actual.
Mentalidad de manada: el sesgo cognitivo que más daño nos causa
Howard Marks suele hacerles esta pregunta a los inversores particulares:
“Antes de intentar competir en un mundo de “suma cero” como el de las inversiones debe preguntarse si tiene razones objetivas para pensar que puede hacerlo mejor que la media. Para conseguir mejores resultados que el inversor medio, debe ser capaz de pensar mejor que el consenso. ¿Es capaz de hacerlo? ¿Por qué cree que es capaz?”
Si no es capaz de responder objetivamente esta pregunta, tiene que replantearse cuál es su estrategia de inversión. Los inversionistas que no son capaces de mantenerse disciplinados pueden buscar consuelo en sus pares en medio de una caída del mercado. Por ejemplo, pueden estar preocupados por las perspectivas de la economía y el impacto que noticias negativas podrían tener en la Bolsa. Esto podría llevarlos a seguir las acciones del resto de inversionistas, lo que, en muchos casos, podría evitar la compra de acciones hasta que las perspectivas de la economía empiecen a mejorar. Lo cual ocasionalmente, suele ser muy tarde. Asimismo, es poco probable que seguir a sus pares le permita superar los rendimientos del mercado a largo plazo. Lo más probable es que le lleve a experimentar rendimientos similares a los del consenso en general. Como ha reiterado en muchas ocasiones Charlie Munger, «Imitar a la manada invita a la regresión a la media”.
Con el tiempo, es poco probable que copiar las decisiones tomadas por otros inversionistas sea una estrategia exitosa si se busca generar mayores retornos que el mercado. Para vencer al mercado, a veces hay que estar dispuesto no sólo a evitar la manada, sino a ir en contra de ella. No puede esperar que haciendo lo mismo que los demás, se obtenga un mejor resultado. El no ser convencional no debe ser un objetivo en sí mismo, sino más bien una forma de pensar.
Esto puede no ser una tarea fácil cuando el consenso entre los inversores es fuerte, como puede serlo durante los mercados bajistas. Pero ser independiente de las opiniones de sus pares puede fortalecer las perspectivas de su cartera.
Toma de decisiones desacertadas: ¿Qué no debo hacer?
Aunque una caída del mercado puede causar temor entre los inversores, también puede producir una “sobre exuberancia”. Esto en particular puede llevar a los inversionistas a no considerar adecuadamente una amplia gama de factores al comprar acciones. Por ejemplo, en medio de un mercado bajista, puede centrarse solo en los “bajos precios disponibles” y no tener en cuenta la posición financiera de una empresa o su foso económico.
Munger ha dicho al respecto a esto: «Ningún piloto sabio, no importa cuán grande sea su talento y experiencia, deja de usar un checklist».
Tomarse el tiempo para comprobar todos los aspectos relevantes de un negocio antes de comprarlo es probablemente algo que siempre vale la pena. Podría ayudarle a desenterrar posibles problemas con una posible inversión, así como a dejar de lado sus emociones sobre una empresa o industria específica. Esto podría mejorar sus retornos a largo plazo y ayudarle a superar al mercado.
Últimos consejos: ¿Dónde debemos mirarnos? ¿Hay alguna hoja de ruta?
Suelo recomendarles a mis inversionistas que siempre resulta enriquecedor mirarse en el espejo de los grandes gestores que han sobrellevado distintos periodos de crisis en una industria tan competitiva como la de la inversión. Oaktree Capital -posiblemente la mejor gestora de fondos en activos en situación de stress financiero- suele tener una receta para que sus inversionistas entiendan en qué situación se encuentran, saber con que armas cuentan para hacerle frente a los distintos problemas que se presentan y, sobre todo, aumentar las probabilidades de éxito en la gerencia de sus inversiones:
- Hay que tener una convicción firme sobre el valor intrínseco de los activos.
- Insistir en actuar como se debe cuando los precios se desvían del valor.
- Estar suficientemente versado en los ciclos pasados, obtenido en primer lugar mediante la lectura y conversaciones con inversores veteranos, y en segundo, con base de la experiencia que se va adquiriendo— como para saber que, en última instancia, los excesos del mercado siempre se pagan y nunca tienen recompensa.
- Una profunda comprensión de los efectos perniciosos que la psicología produce en las decisiones de inversión en situaciones extremas de mercado.
- La promesa de nunca olvidar que, si algo es “demasiado bueno para ser cierto”, normalmente lo es.
- Voluntad para aguantar cuando parezca que estamos equivocados, cuando el mercado pasa de cotizar de precios equivocados a ridículos (como seguro que pasará).
- Y tener amigos y colegas que compartan esta filosofía en quien poder apoyarnos (y a quien poder apoyar).
Esto seguramente no es la panacea para solucionar todos los problemas que se nos presentaran en nuestra carrera como inversionistas, pero, de seguro, le proporcionará algo con lo que poder enfrentarse a ellos de una mejor manera.